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La Danza Express No Existe

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En la era de la inmediatez parece que todo puede aprenderse rápido: una receta, una canción, una coreografía. Pero la danza sigue otro ritmo. La danza express no existe. La danza es un proceso. Y los procesos se desarrollan con cuerpo, tiempo y atención.


El cuerpo aprende con su propio ritmo

Comprender una secuencia con la cabeza representa solo el primer paso. El cuerpo necesita atravesar el conocimiento y hacerlo suyo. Durante ese recorrido aparecen sensaciones intensas: cansancio, resistencia, frustración, incluso dolor. El aprendizaje corporal transforma porque reorganiza los patrones neuromusculares, modifica hábitos de movimiento y crea nuevas conexiones. Ahí comienza la verdadera práctica.


Trabajo de hormiguita

Bailar es un trabajo de hormiguita: gesto a gesto, ensayo tras ensayo. La memoria corporal se construye igual que un idioma. Recitar un poema en mi lengua materna, por ejemplo en catalán, fluye con naturalidad.cHacerlo en castellano también resulta fluido, en inglés requiere un poco más de atención, en francés algo más de práctica, y en chino mucho más tiempo y repetición. Con la danza sucede igual: el cuerpo aprende lenguajes del movimiento. Cada estilo —sensual, heels, contemporáneo, jazz, hip hop— tiene su gramática.Hablarlo con fluidez implica escucharlo, sentirlo y repetirlo.El aprendizaje ocurre cuando el conocimiento se encarna.


Memorizar desde el cuerpo

Memorizar una coreografía es un proceso somático. Cada paso involucra sentidos, percepción, espacio, dirección, respiración y ritmo. El sistema nervioso escribe una partitura corporal. Cada persona activa su canal dominante de aprendizaje:

  • Visual: el ojo reconoce la forma. Observar vídeos, mirarse en el espejo, imaginar la geometría del movimiento fortalece la memoria.

  • Auditivo: el oído guía a través del ritmo, la música o las instrucciones verbales. Repetir los nombres de los pasos o los tiempos en voz alta ayuda a consolidar la secuencia.

  • Kinestésico o somático: el cuerpo graba desde la sensación. Practicar despacio, percibir el peso, la dirección, el eje, cerrar los ojos y sentir el gesto permite que el movimiento se asiente desde dentro.


Cada canal ofrece una puerta distinta hacia el aprendizaje. Combinarlos amplía la conciencia corporal y la retención.


Transformar la frustración

La frustración señala crecimiento. Cuando algo cuesta, el sistema nervioso reorganiza sus conexiones y crea nuevas rutas de movimiento. Una coreografía que hoy se siente confusa mañana puede sentirse integrada. El aprendizaje ocurre durante ese tránsito. Las investigaciones en ciencias de la danza muestran que los descansos activos y la repetición distribuida —pequeñas dosis de práctica a lo largo de varios días— favorecen la retención y fortalecen la memoria motora (Revisiting the Value of Somatic Education in Dance Training, ResearchGate).


Pasar por el cuerpo

La danza florece con tiempo, práctica y escucha. Cada gesto que atraviesa el cuerpo deja huella: modifica la manera de estar, de mirar y de habitar el espacio. Como expresa el Journal of Dance and Somatic Practices:

“El conocimiento corporal se construye desde la experiencia; se cultiva desde dentro.”

Cultivar requiere tiempo y presencia. Cuando algo avanza despacio, el cuerpo está integrando. La danza crece a través del cuerpo y el cuerpo se transforma con la danza.


La danza express no existe.

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